quinta-feira, 9 de abril de 2009

Impérios Mediáticos


Lo que comúnmente se llama en Venezuela “guerra mediática”, en Brasil, los empresarios del sector ya declararon victoria hace algún tiempo y el camino fue cada vez más avanzando para la consolidación de imperios mediáticos que han influenciado en la opinión pública y jugado con las relaciones de poder en todos sus niveles.


El debate sobre la comunicación brasileña es un tema que molesta a mucha gente importante

El presidente Chávez ya había entrado a la escuela pública en la parroquia 23 de Enero para votar. Estábamos en un área reservada para la prensa cuando vimos a nuestro lado un periodista de la Globo (cualquier similitud en el nombre no es una mera coincidencia), más grande e importante televisora privada de Brasil, detenedora de un poderío incalculable en todas las esferas del poder nacional, y de un gigantesco monopolio de la industria de comunicaciones.


Sugerimos al periodista que nos tomara una declaración, ya que estábamos en un grupo de brasileños que viven en Venezuela y teníamos una opinión sobre todo el proceso del país. El periodista, que más tarde supe que se trataba del “nuevo corresponsal de la Rede Globo para América Latina” Carlos de Lannoy, contestó algo con desinterés por una declaración del grupo. – Claro que no, - comenté – las fuentes ya están marcadas y el discurso ya está listo para vender. Como muy bien se conoce en Venezuela, el famoso “palangrismo”.


En siguiente, el funcionario de la Globo realizó una grabación en que decía que la enmienda se trataba de la reelección indefinida del presidente Chávez. Un discurso muy repetido por la oposición mediática de Venezuela, que representa una fuerte contradicción: una vez que la enmienda permite no más que la postulación a diversos cargos públicos, y siempre por la vía de la consulta popular, decir una reelección indefinida del presidente Chávez, sería admitir que una eterna postulación del presidente será una eterna vitoria suya. Sin embargo, la oposición utilizó ese discurso, un debate al extremo de la superficialidad, porque frente a un pueblo que se hace protagónico, solo les queda hacer bulla, ejerciendo la “política de mentiras” para engañar la gente y “enloquecer al país”, como bien lo dice el Comandante.


La estrategia de los medios de comunicación privados del mundo objetiva que todo el proceso de discusión democrática, participativa, se parezca siempre a una naciente dictadura. A cada momento que perciben que se está dando un paso adelante en la lucha del pueblo por la ampliación de los derechos democráticos y construcción del socialismo, actúan con la llamada “política de mentiras”.


En el video pasado en Brasil por la Globo debería constar un audio que decía “¡la Globo miente!”, hecho por dos brasileños indignados con la producción descarada de mentiras, logrando molestar algún periodista que hacía el trabajo sucio de los medios de comunicación privados del mundo, que tiemblan de miedo del ejemplo del pueblo de Venezuela en la lucha por el socialismo, lo que comprueba que la historia sigue construyéndose a través de la lucha de clases, más evidente que nunca en el pueblo venezolano.


Discutimos un poco con el tal “de Lannoy” sobre algunos puntos de su reportaje. Cuando decimos que la Constitución brasileña sufrió 62 enmiendas sin que ninguna hubiese pasado por una consulta popular, el periodista que tenía tanto a decir se calló. Admitir que la democracia venezolana garantiza el carácter participativo de su pueblo, sería exactamente el contrario de lo que él tenía que decir. El discurso que la Globo y sus comparsas necesitan vender es que siempre será Chávez un dictador y que no conviene al pueblo de Brasil y América Latina seguir el ejemplo histórico de lucha del pueblo venezolano.


El debate sobre la comunicación brasileña es un tema que molesta a mucha gente importante. Lo que comúnmente se llama en Venezuela “guerra mediática”, en Brasil, los empresarios del sector ya declararon victoria hace algún tiempo y el camino fue cada vez más avanzando para la consolidación de imperios mediáticos que han influenciado en la opinión pública y jugado con las relaciones de poder en todos sus niveles.


En el documental “Mais além do cidadão Kane”, la tv británica BBC entrevistaba el entonces candidato Lula, derrotado en las elecciones de 1989. Mucho se habló sobre el papel que desempeñó la empresa de comunicación brasileña para derrotar el favoritismo que tuvo el candidato Lula hasta los últimos días de la campaña. Una estrategia montada por los grandes empresarios del país y los medios de comunicación, principalmente la Rede Globo, temerosos por el ex sindicalista que traería a Brasil el socialismo, llevó Lula ser derrotado por el candidato de la extrema derecha Fernando Collor de Melo, que menos de dos años después, sería depuesto del gobierno por envolvimiento en uno de los más conocidos escándalos de corrupción del país. Ediciones de debates, propaganda electoral en el periodismo, analices tendenciosas, todo fue usado para derrotar a Lula en ese año. “Democratizar la comunicación” así decía Lula para el pueblo brasileño recién salido de los tiempos duros de la dictadura militar.


Veinte años después y con más de seis años de gobierno Lula, es importante pensar en lo que ha cambiado. Luego de los primeros días de 2003, el gobierno del Partido de los Trabajadores indicó para el Ministerio de Comunicaciones el señor Helio Costa, antiguo reportero de la Globo, empresario del ramo de las comunicaciones y un conocido político conservador. Desde entonces, los intereses de los empresarios del sector se pusieron a ser representados dentro de la propia institucionalidad del estado y la política de comunicaciones dictada por los intereses de los capitalistas. En Brasil, fue imposible que el Congreso Nacional apoyara la entrada de Telesur en canal abierto, así como la creación de vehículos públicos de televisión, ya que Brasil no posee un canal público de alcance nacional. Las radios y televisoras populares han entrado en una guerra contra el gobierno por su existencia, ya que el gobierno Lula fue, en la historia de Brasil, lo que más ha cerrado vehículos de comunicaciones.


Parece una contradicción, y de hecho lo es, que un gobierno electo por las bases populares y que tanto levantó la bandera de la democratización de los medios sé visto como aquél de los más anti democráticos en esa materia. Así, es imprescindible pensar en lo que venga a ser un proceso de democratización de la comunicación y ¿cuáles son las experiencias históricas?


Volviendo a Venezuela, es importante pensar en porque, para la oposición mediática venezolana y también para la Globo brasileña, la “política de mentiras” es tan vital. El miedo: la democracia.


Al paso que la socialización de los medios de producción todavía no es un hecho en Venezuela, a pesar de los avances con la nacionalización de sectores importantes de la economía, el gobierno viene encontrando formas minar las estructuras de poder de los imperios mediáticos. La solución presentada: democratizar los medios.


Después del golpe de 2002, claramente orquestado por grupos y empresas de comunicación, el gobierno Chávez declaró guerra a los empresarios del sector. En aquella ocasión, ocurrió lo llamado “el pueblo se hizo periodista”. No fuera la famosa “radio bemba”, el pueblo no hubiera logrado una movilización en masa y el retorno de Chávez solamente dos días después del golpe. A partir de eso, el surgimiento de medios alternativos y comunitarios fue vigoroso. El diputado y periodista Earle Herrera, en el texto “extravío de los medios” comenta que “los grandes procesos de transformación son fértiles para este fenómeno”.


Desde el comienzo del proceso bolivariano ya surgieron más de mil vehículos libres, alternativos y comunitarios en toda Venezuela, además de un sólido Sistema Público de Radio y Televisión.



Toda la estrategia de democratizar el acceso a la comunicación, mina nos espacios de los grandes empresarios de Venezuela, que tiemblan de miedo que algún día puedan desaparecer en el contexto de una comunicación posible de ser ejercida por el propio pueblo. “No vean televisión, háganla”. Así debe ser.


El miedo ocupa las redacciones de los imperios de las noticias. El miedo de la democracia, del socialismo, del pueblo protagónico, que solamente ello es capaz de mover la historia en la sociedad de clases.


Cuando dijeren censura, pensemos libertad. Cuando dijeren dictadura, pesemos democracia. Cuando dijeren no, gritemos ¡socialismo o muerte! “¡Porque la Globo miente!”





Publicado no Jornal Alternativo DePana. Venezuela, março de 2009.

http://www.depana.org.ve/